¡A la ciudad! El áspero salvaje
A los pies de un Amor, te dije el mío;
A manera de un reprobo que en vano
¿A qué matarme? Quedará pendiente
A veces, cuando pienso que no es nada
¿Adónde irá la nave empavesada?
¿Adónde vas incauto y errabundo
Adórente los ciegos de la idea
Agrio bochorno. Pesado cielo. Campiñas suaves
Ahí cayó el patriota. De su mano
Al despuntar el estrellado coro
Al otro lado del cequión, vecinas
Al otro lado del vetusto puente
Al par que crece el sufrimiento mío
Allá se ven de la vecina aldea
Allá sobre la cúspide, en el nido
Alma sin sol, espíritu sin día,
Alma toda verdad, tú descargaste
Ambos en el diván. Breves las horas
Amo la libertad; por eso al campo
Ánforas de cristal, airosas galas
Antes que mi arte interrumpido sea
Arte caritativo que futilezas labra
Aunque estemos seguros de que ha de ser en vano
Aunque Paris no soy, por más que vivo
Aunque Paris no soy, por más que vivo
Bajo el alero de tu ceja arqueada
Bajo la yerba se desliza y salta
Bajo un enorme casco de rutilante acero
Bandada de gorriones sueña en vano
Bolognesi, vibrante y encendido
Breve dragón sin alas, de figura
Brinda al pintor el índigo cambiantes
Brota el maíz entre hojas relucientes
Brummell, maestro insigne de las genuflexiones
Busco, obstinadamente, sólo un metro cuadrado
Busco una idea rara, busco una frase
Cada selva en su pompa de rumores
Cae la tarde. Yo sobre el lomo de mi caballo
Callo, porque mi grito no se escucha
CANTO AL MAGDALENA. I. EN EL CARIBE
Canto de payador, límpido canto
Cartagena de Indias: tú, que, a solas
Celeste es la casaca de casto terciopelo
Centinela avanzado que se empina
Ceñida con lujuria dentro del mar sonoro
CIUDAD CONQUISTADA (TENOCHTITLÁN-MÉXICO)
CIUDAD FUNDADA. SANTA FÉ DE BOGOTÁ
CIUDAD MODERNA. SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES (A LA MANERA YANKI)
CIUDAD VIEJA (ANTIGUA GUATEMALA)
Cleopatra soñó. ¡Soñó en un beso!
Como desborde que febril avanza
Como el que lucha hasta el postrer instante
Como en la misma iglesia vive el cura
Como en supremo arranque de heroísmo
Como si fuese en pedestal de plata
Con el oído con que Platón escuchara
Contra el Imperio un día su espíritu levanta
Contra Natura en formidable guerra
Converso contigo, cual con una hermana
Copia el lago en sus vidrios palpitantes
Crepuscular el ritmo que se esfuma
Cual se ve la escultórica serpiente
Cuando al poner mis plantas sentí tierra española
Cuando el reloj de la cuarteada torre
Cuando el Virrey bajó la última grada
Cuando en las viejas ruinas del Oriente
Cuando las carabelas voladoras
Cuando siento en los trópicos que arde
¡Cuántas aves que anidan sin recelo
¡Cuántas veces he nacido! ¡Cuántas veces me he enamorado!
Cuarenta mil esclavos abrieron el camino
Cuchichean tus hojas sus amores
Cuelgo mi arpa en un sauce, al fin rendido
Cuentan que por los trópicos un día
Dame el arpa, mujer: si quieres versos
Dame el buril con que grabar solía
¿De dónde aquella de abultado seno
De pronto, en su corcel, entre el tumulto
Debí yo haber nacido no en esta Edad sin gloria
DEDICATORIA. A, S. M. C. DON ALFONSO XIII
Dejad que goce en amistoso trato
¡Déjenme descansar! No estoy vencido
Dentro de los follajes obstinados
Dijo al Virrey la Perricholi un día
Dijo el galán así: —Creed, señora
Dime, si has visitado la Real Armería
Dios salve al Rey del verso, que con su canto de bronce impera
Dios satisfecho comtempló los mundos
Dócil caoba, entre las sabias manos
¿Dónde la nota gris? La sinfonía
Dora el Sol, con miradas de soslayo
Echado está a mis pies: hunde dormido
El alma de los campos desfallece
El buey, que de paciencia se reviste
EL CANTO DEL PORVENIR (PALABRAS INTERNACIONALES)
El capitán osado navega en la insegura
El ciego que la mano suplicatoria estira
El de la pluma recortada y fina
EL DERRUMBAMIENTO. EL SALMO DE LAS CUMBRES
El desdén de los dioses no hace galas
El dolor purifica como el fuego
El dómine paciente y circunflejo
El ejército es músculo de hierro
El escarpado Morro que la frente
El filósofo heleno, que rodeado
El fuego agita en alto sus conflagradas rosas
El genio no es la nube, que de rayos preñada
El golpe de la hoz sobre la espiga
El Hastío ha dejado el surco abierto
El hogar del colono envejecido
¡El libro ya está abierto! Lee, amada
El mal del siglo mi cabeza oprime
El ñandú en las pampas huye perseguido
EL PASEO DE AGUAS (ASUNTO LIMEÑO)
El pavo real es el señor vizconde
El pilluelo del campo es el pilluelo
El Rey del Sol, el hombre que vio a sus pies la Esfera
El río es como un ímpetu salvaje
El sonoro tropel franqueó la puerta
El vampiro es la astucia: se cuela
El viejo monte pensativo y triste
Emperatriz azteca: ¡yo te amo! Tu hermosura
¿En dónde está la musa que corría
En dos picotas fijas cabezas cercenadas
En el boscaje se desgranan fugas
En el bosque, de aromas y de músicas lleno
En el fúnebre y lívido paisaje
En el mármol que el Arte ha cincelado
En el viejo Palacio donde finos Virreyes
EN ELOGIO DE DAOIZ (2 DE MAYO)
En la abertura de las campiñas estremecido
En la mitad de la cercana hacienda
En la playa do se rompen los oleajes iracundos
En las arcas de América fulgentes
En su tostada faz hay algo sombrío
En sus nudos hay fuerzas misteriosas
En tanto que el caudal se desenrosca
En tanto que del fraile recibía
En tu carro de bueyes, la mañana
En un codo del río fue la escena
En un lejano día, se incorporó Balboa
Encima de una tumba, con exceso
Enorme tronco que arrastró la ola
Ensangrentado un cuerno, refúgiase el bisonte
¡Entrad!—me dijo el estirado paje;
Entre la lobreguez de mi destino,
Entre las manos de mi madre anciana
Entre nubes de polvo, mi caballo corría
EPITALAMIO REGIO (S.S.M.M. DON ALFONSO XIII Y DOÑA VICTORIA EUGENIA)
Era una reina hispana. No sé ni quién sería
Eras hermosa. Pero ¿a qué en el verso
Eres fría. A tus labios no se asoma
Eres fría; y así como los yesos
Errante explorador, que por la umbría
Es el poeta un redentor que canta
Es la hacienda refugio consagrado
Es la Pampa hecha hombre; en un pedazo
Es la quebrada una insolente brecha
Ese Pizarro: el de la frente erguida
Es justo que Zipango renuncie su decoro
Es un pájaro mudo, pero hermoso: una alhaja
—¿Esta noche? —¡Esta noche! —Fue la última cita
Esta noche una linda mujer (una española
Estaba ansioso de luchar. No en vano
Este era un Inca triste de soñadora frente
Este es un marco antiguo, que estuvo relegado
Este héroe, cuyo busto digno es de una medalla
Este soneto es una lápida resonante
Esto de los amores imposibles, me viene
Estoy enamorado de un ensueño;
Explorando los bosques más bravíos
Extasiado Colón, sorpresa honda
Felicidad: yo te he encontrado
Filósofo es el mar: se alza y se llena
Fue en el mar que separa la América de Europa
Fue hermosa la limeña que alzó su celosía
Fue una noche toda llena de ilusiones
García de Peralta: ¿qué tienes tú con tanto
Ha llegado el momento del desborde...
Ha terminado el libro. En él mi amada
Hace tiempo que en una ciudad incaica (no importa el nombre)
Hacia el baño corriendo va la hermosa
Hago punto final. Gloria o miseria
Hasta el árbol tronchado en el camino
Hay en la paz de las ciudades yertas
Hay en las soledades de la puna
He salido a los campos, como en busca del aire
He sido a un mismo tiempo contradictoriamente
Héroe que en cien combates bravamente has luchado
Hojeaba a Hartmann. La mirada triste
Hoy que las cumbres de las almas dora
Hoy se celebra la triunfal entrada
Hoy te censuran con brutal crudeza
Hoy te quiero cantar, y es porque quiero
Huyes de mí; pero colgado al muro
Huyes de mí; pero colgado al muro
Iba yo en mi caballo, por una angosta senda
—Indio que a pie vienes de lejos
Indolente y gentil como Afrodita
Inflámase la isla, allá, a lo lejos
Inmóvil cuadrumano medita prisionero
Joven asno, que trotas y te alejas
Jóvenes mueren siempre los amados
Jóvenes mueren siempre los amados
Juan de Garay no duerme: ha siglos que hubo muerto
Juan Santos Ataualpa lanzó el grito
La aldea ayer no más entristecida
La campiña se tiende cortada a tajos
LA CANCIÓN DEL CAMINO (ERA UN CAMINO NEGRO...)
La cruz yace sobre el polvo. Duerme el templo. En los altares
LA EPOPEYA DE LOS BOSQUES (FRAGMENTOS DE UN POEMA AMÉRICA). EL SALMO DE LAS CUMBRES
LA ESPADA DEL VIRREY. TRADICIÓN LIMEÑA
La garza tropical de la ribera
La noche de los siglos envolvía
LA ÑUSTA. EPISODlO DE LA CONQUISTA DEL PERÚ
La pompa colonial de tus balcones
La pompa colonial de tus balcones
La que hace amar y no ama; la que sueña
LA TAPADA (CRÓNICA DEL VIRREY CONDE DE NIEVA)
La tribu, estrepitosa muchedumbre
Labra pacientemente tus tierras, aunque insana
Las campanas anuncian la fiesta
Las luchas de la palabra con la idea
¡Levántate! La aurora ha despuntado
Libertar a la América española
LIENZO Y MÁRMOL. BUSTO DE DAMA
Lloran las cumbres lágrimas de hielo
LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES
Los clarines suenan trémulos...
Los Estados Unidos, como argolla de bronce
Los hombres de piel blanca, que a un épico sonoro
Los segadores pasan por la vetusta corte
Madre Andalucía, caja de alegría
Madre haraposa: tú que a las puertas
Mágico hervor, que se dilata en torno
¿Me ama o no me ama? ¿Indiferencia es sólo
Me queda no en vano vecino el convento
MEDALLÓN (CALDERÓN DE LA BARCA)
Mientras haya en la cúspide un tirano,
Mil lámparas alumbran la agonía
Mordió el buril un disco metálico y fulgente
Mozo, apresta un vaso del mejor ajenjo
Muchas veces me han dicho que al escuchar mis cantos
Mudo como Luzbel, quede el poeta
¿Muere de amor alguna mujer? Antes sería
Musa, canta tus canciones en la nueva
Musa, prende nuevos ritmos en las liras
Mustio y enflaquecido por la fiebre
Nada es el orgullo del pavón y nada
Napoleón la vista pasea por la anchura
Nave antigua, que acosas como un lobo el rebaño
No beberé en las linfas de las castalia fuente
¿No deseas, amada, a las sencillas
¿No deseas que te diga lo que sueño al contemplarte
No eres dios, ni eres hombre. Hay en tu frente
No eres dios, ni eres hombre. Hay en tu frente
No es demás que el volcán proteste, y brame
No es el corcel, que en el feral combate
No la épica trompa, con que Homero
No la flauta del dios, alegre avena
No, no importa el estigma, que el pantano
No puedo descender. Siempre en la altura
¿No sientes, dime, al fondo de tu alma
No te vayas, Romeo, todavía...
No tienen mis estrofas sino calor y vida
No, tú no eres Corinto, en el que un día
Noble capa que cubres los hombros triunfadores
Noche turbia. La luna en su agonía
NOCTURNO DE LA COPLA CALLEJERA. «YARAVI»
NOTAS DEL ALMA INDÍGENA. OTRA VEZ SERÁ
Odio el rumor con que hablan los cenáculos: odio
¡Oh Ciudad de los Reyes! Va a cantarte el Poeta
Oh cóndor: ¡yo te admiro! Eres el vuelo...
¡Oh dulce aldea! A visitarte vengo
¡Oh jóvenes amigas! El anciano
¡Oh jóvenes amigas! El anciano
¡Oh, noche de los Andes que platea la Luna!
¡Oh placer musulmán! Dulce tristeza
¡Oh Pueblo, de tus labios he aprendido
¡Oh qué cruel vacilación! El alma
¡Oh Rey de las Españas! Este es el Nuevo Mundo
¡Oh, selva virginal! El arte es huella
¡Oh siglo a ti, que en la verdad reposas
¡Oh tropical poeta! Fue tal su desventura
¡Oh víctima triste de estúpida guerra, que yaces dormida!
Olor de nido. Sonrosada lumbre
Opulento rumor el aire atruena;
PANOPLIA (EN EL ÁLBUM DE LA SEÑORITA ISABEL VENEGAS)
Para beber inspiración, me afano
Parece que estoy viendo sobre las crestas de una montaña
Pasan por mis estrofas los Virreyes egregios
Perdió un brazo en América el mancebo que en Flandes
Piedra con vida, que al saltar sin tino
Piensa en el ala, aunque las plumas mude
Plácenme a un tiempo mismo los frutos y las flores
¡Pobre Pueblo! Recoge la migaja
Poeta que vibraste tus cláusulas de fuego
Poeta: ¡sacrifícate al Derecho!
Poeta, ven a mí: tú me comprendes
Por el Canal un día, cual desbandada tropa
Por entre los columpios de una con otra liana
Por la atónita selva, que pujante
Por la señal del bíblico madero
¿Por qué sufres, si es bello cuanto miras
...¿Posible es que el Señor no hubiese visto
Preso caí. Las resistencias rudas
¡Pueblo, vibra tu luzl Rompe tus lazos
¡Pues no pudo saltar, remache al clavo!...
¡Qué blanco está el cementerio
¿Qué cantará la musa enloquecida
¡Qué raro sueño fue! La virgen pura
¿Quiénes son, dónde están los que han querido
Quiere casarse el joven indio con cierta rústica beldad
Quiero gozar, en horas de sosiego
¡Quiero otra vez, con exaltado acento
Rasga el puñal como acerado diente
Rasgó la india el velo de su nativo arcano
Recibí, gran señor, la fina esquela
Recuerdo que en mi casa, cuando era yo muy niño
Robándome la calma un pensamiento,
RUDYARD KIPLING. GOD SAVE THE KING
Salpicada de sangre está la tela
Santa Rosa de Lima, que atormentadamente
Se acerca ya la gitanilla ardiente
Se yergue la figura del Cid embalsamado
Señor: tengo otra musa, que no es la musa hispana
Señor, tú sabes que soy bueno, bueno
Señora: ¿con qué timbres se ostentan mis amores?
Si el espacio se encuentra oscuro y frío
Si el hacha abre una senda en la montaña
Si falta libertad, sobra la vida...
Si vivir es luchar, —cuando la pluma
Siempre galante, impávido y risueño
Silencio y soledad... Nada se mueve...
Simbólico festín. Amplia y espesa
Sin poderlo evitar, tal vez me quieres
Soberbio mar. Una irritada ola
Sobre el altar mayor, disuelto un lampo
Sobre el potrero, que vigor transpira
Sobre la faz exangüe de la hetaira anciana
Sobre la pampa ruedan presagios de clarines
Solemnemente triste fue Cuaethemoc. Un día
Solo en la fortaleza granítica se siente
Sólo quince centenas de soldados
Sombra profunda. El salmo de mi vida
Somos las protectoras del vicio y del tormento
Soñé que cada flor tenía un alma
Soñé que el muy ilustre Guzmán llamado el Bueno
Soy el cantor de América autóctono y salvaje
Suele el jaguar, husmeándoles la pista
Suspirando en las cuerdas de mi lira
Tal como el hijo de Neptuno un día
Tarde apacible, desabrida y mustia...
Teatro vacío: casa sumergida en un sueño
Tendido está el gañán. En su sereno
TESTAMENTO DE AMOR (En la prisión)
Tiéndese haciendo curvas la espuma blanca
Tintas de conchaperla desde el cielo
Todas las tardes llega la novia abandonada
Tras de una nube que simula un monte
Tu alma no está, como tu cuerpo, inerte
Tu cabeza imperial ciñe una aureola
Tú me dirás qué verso he de cantarte
Tú, que de cárcel de almenadas rocas
Tú, que vives la vida del paisaje
Tú sabes que es mi patria la tierra del Dorado
Tú sabes que tu afán es prematuro
Tu ventana de hierros nerviosos y macetas
Tus pies son hechos sólo para lucir las galas
Una vez bajó el cóndor de su altura
—¡Vale un Perú!— y el oro corrió como una onda...
¡Ven, contempla el paisaje, musa mía!
Ven, hermosa, a mi lado: los dos juntos
Ven: la hacienda está cerca. Ahí... la casa
Vengo desde la América española
Vi yo que sobre el pecho tenías una rosa
Vienen a visitarme la Esperanza,
Vino del mar el grupo de hombres blancos y hermosos
Viste de seda: alhajas de gran tono
Y habló el Pegaso, y dijo: —Yo no daré mis crines
¡Y luego habló el cañón! MORE el primero
Ya es fluvial cabellera, que en torrente
Ya sé yo que me has dado cuanto darme podías
Ya sin odio ni amor, la fe perdida
Ya todos los caciques probaron el madero
Ya trepidaba en todos el ímpetu guerrero
Yo amo al Pueblo, y en él mi gloria fío
Yo apenas quiero ser humilde araña
Yo apenas quiero ser humilde araña
Yo he soñado en un baile de pretéritas damas
¡Yo he viajado también! Yo he recorrido
Yo quiero la igualdad, ya que la suerte
Yo soy, Señora, un viejo castellano