TEATRO VACÍO
A Jacinto Benavente
Teatro vacío: casa sumergida en un sueño
en que danzan visiones y suenan blandos ruidos.
Alguien roba de noche las llaves a tu dueño
y entra a turbar la calma de tus palcos dormidos.
Tus palcos silenciosos son como escaparates
abandonados. Filas de butacas que tienden
suplicativos brazos. Arañas de granates,
zafiros y esmeraldas que ya nunca se encienden
y que yacen envueltas en polvorientos tules.
Escenario que se abre como un bostezo. Rosas
que se deshacen desde los plafones azules.
Paz. Tibieza. Algo como la muerte de las cosas...
Teatro vacío: sueles, en las noches obscuras,
tener hondos murmullos y animadas figuras
que repiten escenas de Calderón y Lope.
Hay confusas palabras, entrecortados besos,
pistoletazos, dagas que se hunden hasta el tope,
ayes de moribundos y crujidos de huesos:
así un velo sombrío que apenas levantado
deja ver vagamente los siglos que han pasado
En la plazuela en que alzas tu mole, aúlla un perro.
La quietud de la noche cae sobre tu encierro
pesadamente; y nadie sacude ya en tu puerta
el aldabón, que pende como una mano muerta.
José Santos Chocano