EL MADRIGAL DE LAS ROSAS
Vi yo que sobre el pecho tenías una rosa;
e imaginé que tú eras un ramo que surgía
de un cáliz de alabastro, y en él se convertía
cada uno de tus ojos en una mariposa.
Rayos de sol tejieron tu cabellera undosa,
y, así, bajo tu cutis se transparenta el día;
por eso es que la rosa ceñirte parecía
en torno de una estatua de nieve ruborosa.
Estatua que apareces nimbada por un astro,
con cara hecha de rosas y cuerpo de alabastro,
en un jardín de plata, bajo un temblor de luna:
al ver al rosa encima del busto de carrara,
pensé yo que del ramo de rosas de tu cara
se había desprendido sobre tu pecho una...
José Santos Chocano