LAS MINAS DE POTOSÍ
Es justo que Zipango renuncie su decoro:
ostentan mayor pompa las cúspides andinas;
y aún pueden, en medio de las incaicas ruinas,
buscar los Argonautas el símbolo de oro.
Cuando el hispano, ha siglos, tocó el clarín sonoro,
los indios se escaparon al fondo de las minas;
y bajo de las piedras y nieves cristalinas,
quedó, como en un cofre, guardado su tesoro.
El Padre de los Incas, el Sol, que oyera el grito
de ese clarín que supo colmar el Infinito,
también quiso ocultarse, miedoso de la guerra;
y así, después, al golpe del pico y de la azada,
el oro fue sacando su luz petrificada
como si el Sol brotase de bajo de la tierra...
José Santos Chocano