DECLAMATORIA
(A Andrés A. Mata)
El bardo melenudo y decadente
se pasó sutilísima y ligera
la mano por la blonda cabellera,
y se la alborotó sobre la frente.
Plegó después el labio sonriente;
alzó los ojos a la azul esfera;
y con voz melodiosa y plañidera
rompió el silencio de la absorta gente.
Y dijo sus estrofas. Nadie pudo
sorprender los oscuros simbolismos,
ni salió nadie del asombro mudo.
De súbito estallaron las palmadas,
pero sonaron los aplausos mismos
como si hubieran sido bofetadas...
1896.
José Santos Chocano