DEL TIEMPO VIEJO
Si el hacha abre una senda en la montaña
como en la mitológica leyenda
a crecer vuelve la roída entraña:
y la vegetación borra la senda.
Como la selva soy; como ella quiero
darle esperanza al corazón vencido;
porque también, como la selva, espero
que sobre tu pasión crezca mi olvido.
Ya no te puedo amar cual los amantes
de tus tiempos de sol: hoy me das frío.
Estoy enfermo de no amar, porque antes
de apurar el placer, siento el hastio...
¡Y quién sabe mirándote de lejos,
surja y retoñe mi pasión exigua:
una moneda de los tiempos viejos
es más preciada cuanto más antigua!...
1896.
José Santos Chocano