LOS LAGOS
Copia el lago en sus vidrios palpitantes
cuanto se asoma en su contorno vago,
como si fuera el voluptuoso halago
de una coquetería de gigantes.
Llega un río cual sarta de diamantes;
y, por virtud de milagroso mago,
en el fondo del bosque, deja un lago
corno un collar de chispas relumbrantes.
Al ver el lago, entonces, se dijera
que la larga serpiente que antes era
se ha ensortijado entre la selva hosca;
porque así son, en la montaña andina,
el río una serpiente que camina
y el lago una serpiente que se enrosca...
José Santos Chocano