EL ISTMO DE PANAMÁ
No, tú no eres Corinto, en el que un día
se disputaban el laurel pagano,
en ardua pugna, hermano contra hermano,
hasta cejar alguno en la porfía.
Istmo de Panamá: no en la bravía
lucha persigas el asombro humano,
sino en hacer de dos sólo un oceano;
que eso es Paz y es Unión y es Armonía.
Ave hay que se abre el seno en los prolijos
cuidados de su amor: ¿de qué te extrañas,
si es por calmar el hambre de sus hijos?
¡Tú, como esa ave, con tu propio acero,
te vas también rasgando las entrañas,
para darle la vida a un mundo entero!
José Santos Chocano