URNA
EN MEMORIA DE UN NIÑO
Jóvenes mueren siempre los amados
de los míticos dioses.
Los abriles
son gratos al Olimpo: en primavera
reverdecen los árboles helados.
Así Patroclo, así Héctor, así Aquiles,
así se van en la pagana era
todas las grandes almas juveniles.
Y en la era cristiana,
el Hombre — Dios prefiere
joven también morir, y joven muere;
pero, en su amor hacia la especie humana,
más que la juventud, la infancia quiere.
—Dejad —dice— a los niños que yo amo
que se acerquen a mí—.
Y a los infantes
besa y abraza, pródigo en cariños
siempre para el candor. ¡Dulce reclamo!
¡Si jóvenes así morían antes,
los amados de Dios mueren hoy niños!...
José Santos Chocano