¡QUÉ IMPORTA!
(A Alberto Salomón)
El desdén de los dioses no hace galas
de poder, ni de cólera al protervo:
César desdeña el odio de su siervo.
¡A odio con arpón, desdén con alas!
Puede el odio trepar por sus escalas
hasta el santuario que a mi amor reservo;
mas yo he de ver al pavoroso cuervo
rodar sin fuerzas a los pies de Palas...
Jamás importarán a mis enojos
nada la ingratitud, nada el mal paga,
nada los cuervos sacadores de ojos;
que en mi alma se desploman los insultos,
como peñascos en proiundo lago,
¡que ha de guardarlos para siempre ocultos!...
1897.
José Santos Chocano