AMOR MUERTO
Sin poderlo evitar, tal vez me quieres;
y mis pláticas dulces y armoniosas
te embriagan con las mieles de sus rosas;
ve lo que fuiste ayer, ve lo que hoy eres!
No quebrantes la ley de tus deberes:
dime sólo palabras amistosas;
que me conformo. El trato de las diosas
vale más que el amor de las mujeres...
Gozome sólo en contemplar tu huella,
como recuerdo de mi amor profundo,
borrándose en la arena del desierto...
Tal soñamos mirar lejana estrella,
por el rayo de luz, que a nuestro mundo
llega quizás cuando la estrella ha muerto.
1899.
José Santos Chocano