CAHUIDE
Solo en la fortaleza granítica se siente;
pero se opone al reto de la Conquista hispana.
Empuña flechas y arco; se asoma a una ventana;
y contra todos lucha multiplicadamente.
Como un peñón que corta las aguas de un torrente,
se yergue en la osadía de su locura vana;
y evoca, en los recuerdos de la virtud pagana,
al héroe solitario que defendía un puente.
Triunfa el asedio. Cruje la puerta, que al fin gira;
y entra el tumulto. El indio refúgiase en lo alto;
pero, de grada en grada, luchando va con ira.
A la techumbre llega; persiguele el asalto;
y, de repente, sobre la inmensidad, se mira
la elástica silueta de un hombre que da un salto...
José Santos Chocano