PIEL DE PUMA
Rasga el puñal como acerado diente
la pintoresca piel: brotan raudales
de sangrientos rubíes y corales;
y abate el puma la espantada frente
Dobla, sobre su cuello, airosamente,
la rodilla Nemrod: himnos triunfales
pugnan entre los ásperos breñales;
y se tiñe de púrpura el torrente.
La piel envuelve, con abrazo estrecho,
la desnudez del cazador fornido:
¡que orgullo siente, cuando cubre un pecho:
mas su orgullo es mayor, cuando reposa,
a la manera de un tapiz tendido,
bajo los pies de una mujer hermosa!
José Santos Chocano