DEDICATORIA
III
Señor: tengo otra musa, que no es la musa hispana,
aunque en su sangre hay sangre del vástago español.
Se siente a ratos india y a ratos castellana:
es hija de una Reina Católica y del Sol.
La hizo un Virrey Poeta su musa cortesana;
y tiene, desde entonces, en el Palacio un rol:
calzó en sus manos guantes, untó en sus labios grana
y se ciñó en un brillo de seda tornasol.
Esta es la musa que hace que mi canción se vuelva
a la española Corte, del fondo de mi selva;
y bese vuestras manos en nombre de mi grey:
así podéis decirles a súbditos y extraños
que los de tierras de Indias, desde ha trescientos años,
tenemos a Cervantes como al mejor Virrey.
José Santos Chocano