EL SINSONTE
Oh cóndor: ¡yo te admiro! Eres el vuelo...
¿Llegará a ti mi nota lastimera?
Me asombras cuando cruzas a manera
de una noche que pasa por el cielo.
La noche en la montaña es como un duelo;
y, entre tanto clamor de madriguera,
croar de rana y ulular de fiera,
mi flauta es un dulcísimo consuelo.
Déjame ¡oh cóndor! en mi selva umbría;
que a la par que tu vuelo se retuerza,
retorcerá mi canto su armonía.
¡Naturaleza, previsora, en tanto,
me dio mi canto y me negó tu fuerza,
te dio tu fuerza y te negó mi canto!
José Santos Chocano