LAS DOS ESCANCIADORAS
Para beber inspiración, me afano
por merecer la copa de diamante
que escancian Hebe a Júpiter Tonante
entre las pompas del festín pagano.
Mas ¡ah! tampoco me recuerdo en vano
de la Samaritana, que anhelante
se inclina, con el ánfora delante,
sobre la frente del amor cristiano...
Hebe triunfa en el fúlgido concierto;
y la Samaritana halla ventura
en mitigar las ansias del desierto.
Así mi numen escanciar desea,
más que la copa de la Forma pura,
el ánfora profunda de la Idea.
1897.
José Santos Chocano