VIRGEN
La que hace amar y no ama; la que sueña
de la virgínea gloria con las palmas;
la que el agua no arranca de la peña;
la que en no amar al prójimo se empeña
es una estafadora de las almas.
Ave que el rumbo de su vuelo olvida,
la hermosa que no luce su hermosura
es una criminal, una suicida,
en el código eterno de la Vida
y ante el gran tribunal de la Natura.
¡Oh virgen, deja tu mansión serena,
deja tu encierro donde todo es nada!
Teme el empuje de la turba escena:
¡y agrega tu eslabón a la cadena,
si no quieres morir encadenada!...
1894.
José Santos Chocano