LA LUCHA INÚTIL
A Carlos Meany
El fuego agita en alto sus conflagradas rosas,
en una hirviente orgía de sátiros y diosas;
el agua se retuerce dentro de los breñales,
y encrespa sus espumas, y rompe sus cristales;
la tierra, abierta en surcos, préstale abrigo al germen,
y arroja afuera todas las vidas que en él duermen;
y el viento desgarrándose en las celestes salas,
frota sobre las cumbres las puntas de sus alas...
Todo rebulle, todo vibra, todo se expande,
todo rompe su límite y quiere ser más grande.
¿Por qué este afán secreto? ¿Por qué este ardor de lucha,
que hasta en las más serenas noches zumbar se escucha?
¿Por qué este atormentado trajín, este incesante
batallar, esta ciega fiebre de cada instante?
Pobre de mí, que en vano mi corazón sondeo,
y no sé por qué lucho ni para qué deseo;
y, sin embargo, esfuérzome en dominar la vida,
y en cada abrojo clavo la rosa de una herida,
y en esta guerra inútil contra la desventura
sólo veo la boca que abre la sepultura...
¡Oh, Dios mío! suprime la muerte tan temida
en esta guerra inútil, o suprime la vida.
Y si quieres que mi alma prosiga en esta lucha,
ponme oído benévolo y un solo ruego escucha:
¡Dame, para esta lucha que obstina mis tormentos,
la piadosa inconciencia de los cuatro elementos!...
José Santos Chocano