LAS BOCAS DEL ORINOCO
Tú, que de cárcel de almenadas rocas
fugas, por entre selvas, y resbalas
como un dragón con invisibles alas,
cincuenta veces en tus islas chocas.
Te retuerces, te crispas, te dislocas,
y por cincuenta pórticos te exhalas;
y, al ensancharte en las cerúleas salas,
lanzas un ¡ay! por tus cincuenta bocas.
Y cuando tu agua con el mar se junta,
finge enorme ramal que se desata
y que amarra una isla en cada punta...
¡Salve a ti, Triunfador, que hacia el Oceano
en carro vas de resonante plata,
con cincuenta rendajes en la mano!
José Santos Chocano