ALAMEDA COLONIAL
Al otro lado del vetusto puente,
desenvuelve su pompa una alameda,
donde, ya en el brocado, ya en la seda,
hace juegos de luz el Sol poniente.
Es el paseo de la noble gente:
en él trota el bridón, gira la rueda;
y, entre las frondas, el perfume queda
de las damas flotando en el ambiente.
Tal los árboles fingen en las brumas
casacas verdes que pintó el estío;
los destellos del Sol, regias miradas;
y, por bajo del puente, las espumas
van desfilando en el azul del río
cual si fuesen pelucas empolvadas...
José Santos Chocano