LA QUENA
No la flauta del dios, alegre avena
Del bosque griego en que trinar solía
Es flauta cual paloma en agonía
La que en las noches de los Andes suena.
¡Cuán profundo lamento el de la quena!
La quena, en medio de la puna fría,
Desenvuelve su larga melodía,
Más penetrante cuanto más serena.
Desgranando las perlas de su lloro,
A veces hunde el musical lamento
En el hueco de un cántaro sonoro;
Y entonces finge, en la nocturna calma,
Soplo del alma convertida en viento,
Soplo del viento convertido en alma...
José Santos Chocano