EL SAPO
Piedra con vida, que al saltar sin tino
del negro monte por el seco tajo,
vas a caer en el oscuro y bajo
charco, —espejo de todo lo mezquino.
¡Qué pequeño y qué torpe es tu destino!
¡qué torpe y qué pequeño es tu trabajo!
sólo sirves, así conio estropajo
para limpiar el lodo del camino...
¡Oh bufón de los campos! si te irritas,
—como un puño apretado— en la maleza
muestras al cielo tu joroba y gritas.
Hundir debieras la aplastada frente;
que, así chato, pareces la cabeza
rebanada de golpe a una serpiente.
José Santos Chocano