EL MONUMENTO
(Jueves Santo)
Mil lámparas alumbran la agonía
del buen Jesús. En el rasgado velo,
palpita, así como con sacro anhelo,
el germen áureo del Eterno Día.
Allá, al fondo, en la bóveda sombría,
rueda la bruma con pausado vuelo:
cada rincón obscuro se hace un cielo;
cada mundo de pena, una alegría...
¡Impiedad es la luz! Por eso luego
la Iglesia, con la sombra en que se enluta,
va enjugando sus lágrimas de fuego;
y al fin un solo cirio se estremece,
ante la cruz cuya silueta enjuta
adelgázase más cuanto más crece...
José Santos Chocano