MIS COMBATES
(A Pedro López Aliaga)
¡Oh qué cruel vacilación! El alma
vibra como hoja en árbol que los vientos
sacuden con furor; pero yo en calma
ríome de mis propias sufrimientos...
En medio de mis íntimos afanes
véome yo luchando con la Suerte,
en portentosa lucha de titanes,
como brega la Vida con la Muerte.
Yo rendirme no sé, yo siempre lucho
a vencer o morir; decid que es ésta
mi irrevocable y única respuesta:
¡Quemaremos el último cartucho! 1
Nada importa la Muerte, si la Vida
como el Sol nace en el opuesto lado,
si salud al que hiere da la herida
cual la sangre del bíblico costado...
Quiero apurar la copa acibarada
con mano firme y ánimo sereno;
pasear despreciativa la mirada;
y abrir las alas al fragor del trueno...
Ciérrese ante mi vista el horizonte,
núblese el cielo: seguiré en la lidia...
Moriré como heroico Laocoonte
ahogado entre los nudos de la envidia!
En vano, sí, la sociedad maldita
pondrá sobre mi frente un «aquí yace».
¡La ilusión como el Fénix resucita
y la melena de Sansón renace!
Y cuando caiga, si a rendirme llego,
hastiado ya, cansado de mí mismo,
he de abrazarme del Destino ciego;
y juntos rodaremos al abismo...
Siéntome grande en medio de la lucha
con el Destino ingrato que me hiere;
El Destino que pega, pero escucha;
¡el Destino que mata, pero muere!...
1898.
José Santos Chocano
1 Una versión omite esta tercera estrofa.