EL CEMENTERIO
¡Qué blanco está el cementerio
tendido entre la maleza!
¿Por qué será que el misterio
tiene color de pureza?
¡Qué verde el campo parece
tendido allá en lontananza!...
¿Y por qué lo que florece
tiene color de esperanza?
El panteón junto a la ermita,
con su lánguida hermosura
parece una hoja marchita
caída en plena verdura.
Y como nota de horror,
y de lóbrego alborozo,
el nombre de enterrador
lo lleva un alegre mozo;
y el mozo que, abriendo atajo
las tumbas, entierra muertos,
no cree que estén abajo
los cadáveres despiertos...
Los fuegos fatuos le miran;
el mustio ciprés le llama;
las sombras en torno giran;
y él trabaja, y ríe, y ama.
Él de las tumbas se olvida
para pensar en su suerte;
y su lucha por la vida
es la lucha por la muerte.
Los muertos le están mirando;
le llama el viento que zumba;
¡pero él sigue trabajando
y se sigue alimentando
con el polvo de la tumba!
¡Qué blanco está el cementerio
tendido entre la maleza!
¿Por qué será que el misterio
tiene color de pureza?
José Santos Chocano