EN LA MAZMORRA
II
Sombra profunda. El salmo de mi vida
se ahoga en el silencio de la muerte;
y como un buzo, en la futura suerte
sumergo la cabeza estremecida...
Tal como un ave con el ala herida,
yace la estrofa de mi laúd inerte:
ojalá que otro vate la despierte,
porque no muerta está, sino dormida...
Pulse otro vate mi laúd de acero;
y entonces, como flechas, mis canciones,
rápidas tomarán rumbo certero;
y cada verso que germine y se abra
será el Juicio Final de los mandones
y la Resurrección de la Palabra...
José Santos Chocano