EL RAYO
Madre haraposa: tú que a las puertas
Vas con las manos siempre tendidas,
Y ves las arcas siempre desiertas
Y las conciencias siempre dormidas;
Tú que a la alforja de tu miseria
Vas recogiendo los desperdicios
Que, en el naufragio de cada feria,
Sobre las playas echan los vicios;
Tú eres la hija del que en la guerra
Se armó soldado, vibró su acero,
Rodó en las luchas, se hundió en la tierra...
Y hoy nadie sabe si fue guerrero.
Tú eres la hermana del que en los dientes
Del engranaje cayera un día:
Las ruedas fueron indiferentes;
Pero los hombres más todavía.
Tú eres la viuda del que, al castigo
Del sol, muriera sobre el arado.
Hoy todos comen pan de su trigo;
Tú no lo comes..., ¡y él lo ha sembrado!
Tú eres la hija, tú eres la hermana.
Tú eres la viuda siempre en trabajo.
Tú eres la madre que hará mañana
Una bandera de cada andrajo.
En las entrañas, como un consuelo,
Guardas un hijo del muerto esposo.
Nube de harapos: piensa en el cielo;
Pero en el cielo más tempestuoso.
No será tu hijo tierno querube,
Copa de mieles, ni flor de mayo...
Madre haraposa: tú eres la nube;
¡Y en las entrañas tienes el rayo!
José Santos Chocano