MORIR
Yo quisiera morir en el campo,
sobre el musgo de mi árbol paterno,
embebido en el último lampo
que rasgue las brumas de un día de invierno...
Yo quisiera bajar de la cumbre
en que trabo la lucha sombría;
y embebido en la última lumbre
unir a mi muerte la muerte del día.
Hoy el hierro de Bruto en mi mano
sólo vibra al ideal del suicidio:
hace tiempo que todo lo humano
me sume en la noche de un hondo fastidio...
¡Qué fastidio es mirar como queda
triunfadora la sombra que fluye;
y mirar que girando la rueda,
si empieza de nuevo, de nuevo concluye!
La fatídica lucha es cansada;
y por eso, ya falto de alientos,
cojo el báculo en vez de la espada
y voy como niebla que arrastran los vientos.
Yo luchar a la sombra no quiero:
que del musgo tendido en la alfombra,
ya que falto de fuerzas me muero,
¡quisiera de un árbol morir a la sombra!
¡Morir joven! Estúpida calma
la que ahoga los cantos soberbios...
¡Luchar quiero con toda mi alma,
con toda mi sangre, con todos mis nervios!
¡Y morir en el bélico choque,
oprimiendo la lira en la mano,
con el beso del último toque
que estampe en las cumbres un sol de verano!
José Santos Chocano