MELOPEA AUTUMNAL
El mal del siglo mi cabeza oprime
y la tristeza alienta en mis empeños.
Él gris es el color de mi sublime;
el tizne es la gran nota de mis sueños.
¡La gama del ideal se estira süave;
y corriendo la estrofa en esa escala,
bate el cantar altilocuente y grave
prendido al pensamiento como un ala!
Los miserables nervios me atormentan;
y la bilis se cuaja en mis cantares;
y las estrofas bárbaras revientan
como las gruesas olas de los mares.
El ciclón de mis gritos elegiacos
ha de tomarse en bienhechora calma.
Venid a mí ¡oh espíritus opacos!
Venid ¡oh paralíticos del alma!
Ante las ninfas que su amor invocan,
cantará el verso, abandonando el mundo,
a esas dulces mujeres que provocan
sólo un suspiro trémulo y profundo...
¡A esas hermosas de la triste endecha;
del cuello arqueado que flexible arranca;
y de la boca fría, que es sólo hecha
para el halago de la hostia blanca!
Oíd vosotros mis pesados ecos,
mis gritos agrios y mis roncas salvas:
¡vírgenes mustias de pulmones secos!
¡tristes mancebos de cabezas calvas!
José Santos Chocano