A través de tus venas y de aduanas de parra
Abadías de árboles, cencerros de la luz
Andenes agobiados por la carga y descarga
Apenas la noche ha cerrado su sombra completa
Aquí en México escribo estas palabras
Cada día al llegar a la oficina
Cae en cámara lenta la sed a mi garganta
Colgué en sus labios el asombro
Cómo entiendo la triste respuesta que dan los caminos
Como la diaria limpieza de la casa
Como un río grande —de noche— que no se ve si no se
Como una arteria alta que golpea
Con el brío del tiempo, marcada va mi lengua
Con grito de coyote merodeando un corral
CON LA LLUVIA Y SU SONIDO PÁLIDO DE HELECHOS
Con mi nombre a la altura del recuerdo
¡Con qué dientes nos hiere la pobreza!
CONTINUAMENTE ENTRE LOS HOMBRES
Cuando somos un instrumento peligroso
De nuevo en las aljumas de mi canto
Desciende el tartamudo silencio de mi patria
Donde mi sangre es piedra carcomida
EL PASO DE UNA PUERTA A OTRA PUERTA
EL SONIDO IRACUNDO DE UN RETRATO
En los telares de la hormiga el cuarzo doma su tiniebla
EN VIETNAM LAS PÚAS GOTEAN NUBES DE CORDEROS
Entre el moribundo y el muerto
Eres el más bello habitante de la tierra
ESCRITO EN LA PUERTA AL SUR DE LA CIUDAD
Ese que se levanta del asiento
ESPALDA TATUADA DE HÁBITOS TERRESTRES. SENTENCIA DE HIROSHIMA
Esta garganta erguida como un árbol
ESTA NOCHE Y SUS VIEJOS NÓMADAS DE BLANCO
Este día huele a lienzo menstrual de adolescente
Estoy a boca y llanto sometido
FESTÍN DE LAS IMÁGENES DE ALCOHOL
FUSIL, HOJA QUE CONMUEVE A TODO EL ÁRBOL
Gusanos de sesenta inviernos aspiran sangre
Hacinando hiel detrás del polen
He mirado la patria largamente
INSTANTÁNEAS DE UNA ESTELA MAYA
La ballena es sólo el sueño de un náufrago
La soledad de las cosas que caen
Lo mismo que Adán sumergido hasta la alondra del silencio
Lo que vi por el ojo del abismo
Más quieta y casta que una justa balanza
:Me dicen que escriba algo acerca de tu muerte (Me han
MELANCOLÍA EN LA ESCALERA DEL SER
Murió Efráin y por su muerte lloro
Nada. Sino esta mancha corrosiva
NIEBLA Y ALUCINACIÓN DE MEDIODÍA
No cambia el día. Es la monótona égloga del tiempo
No distraigas tus ojos en cosas pasajeras
No intente la rosa ser pájaro en la rama
No puedo salir de mí sin que no vaya a dar a ti
Nos lo dijo la noche reclinada como una mujer vieja
Noticias de tu muerte, José Carlos, a 10.000 metros de altura
Oh, bebedor de la noche, ¿por qué te disfrazas ahora?
Para este amor no pongo límites ni tiempo
Pico de tempestad que se clava en mi cuello
Porque estamos aquí con el sueño del polo
Puede caer la noche cuando quiera
Que ya es tarde. Y más bien estamos muertos
Quema la tarde y desollando casas
¿Quién no teme la llama que es oscura?
Quiero aclarar mi voz y encabronarme
Quiero escribir voces. Que estamos
REPOSO ESTIVAL ALREDEDOR DEL FUEGO
SALMO DEL AGUA QUE DUERME COMO UN OJO
Si por dentro de ti quedo abrasado
Si tengo que aceptar profundamente
Siempre habrá un muchacho que en medio
Silencio que ahora llegan perros de barro
Sobre los bosques, sobre ciegos muros
Subir, bajar escaleras del horizonte
TODO EL TIEMPO DE UNA CALLE SIN FIN
Tuve un tiempo y un día que marchaban conmigo
Un ceniciento amanecer casi ceniza
Un ominoso escarnio de puñales
Una mujer se está matando sola
Y todavía, todavía el ciego Tiresias va cojeando
Yo pensé que la vida era esta palma de la mano