BALADA DEL GUERRILLERO
A Eraclio, el del barrio de San Roque
Y si muero en campaña
o podrido en la cárcel,
sabrán que tuve el arma
empuñada y que aún nace
combatiente en el alba.
Mi corazón ya sabe
su dirección de bala,
mi boca se deshace
y su fulgor derrama.
Soy puras heredades
que los hombres reclaman.
Salgan pronto a las calles
manos mías, hermanas,
salgan pronto a los mares
de multitud airada
como dos largas naves.
Y si muero en campaña
o podrido en la cárcel,
sabrán que tuve el arma
empuñada y que aún nace
combatiente en el alba.
Juan Bañuelos