CONTRA LA SOLEDAD
Estoy a boca y llanto sometido
a abismos silenciosos como peces,
y tú, mi hora y señal, solo enterneces
el polvo que ya tengo compartido.
¿Qué diente hambriento, agudo, se me ha hundido
que repite su hazaña tantas veces
como minutos, días, años, meses,
mi piel a dentelladas la han tejido?
Colgando de mis huesos van las horas.
Sólo amando a mi pueblo he de perderte,
oh soledad, que fiel, todo coloras.
Señas me dejarás, más no en tus redes
he de dormir herido. Si he de verte,
fuera de ti he de estar aunque te quedes.
Juan Bañuelos