DE ESO QUE VIVO
Con grito de coyote merodeando un corral,
Encarrerado hacia la espina,
Altísimo señor de mal y de tormento,
Escupo, escupo,
Al sacarme los viejos intestinos
De lo que vivo, mientras estridula
Un grillo debajo de la lengua del mundo.
Para golpearme sí que todos son buenos:
Con el rostro quemado
Busco y busco dónde hallar un espejo.
Entonces, entonces
Cuando se dice algo hay que decirlo todo,
Mi zapato está cerca de la hormiga más lenta
(Si supieran qué triste es la ropa del día),
Una tarde me dicen «pero es que te amo»
Y al día siguiente sólo hay alcobas muertas.
No, no quiero seguir esperando la hora
En que me quede muerto,
Definitivamente fosa la mirada
Donde orinen los perros su vinagre.
Tomen mi mano. ¡Jalen!
Piedad. Tomen mi mano. Nublado día.
¡A ver si pueden desenterrarme!
Juan Bañuelos