¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable
Al brillar un relámpago nacemos
Alguna vez la encuentro por el mundo
Antes que tú me moriré; escondido
Asomaba a sus ojos una lágrima
Besa el aura que gime blandamente
Como enjambre de abejas irritadas
Como guarda el avaro su tesoro
Como la brisa que la sangre orea
Como se arranca el hierro de una herida
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
Cruza callada, y son sus movimientos
Cuando en la noche te envuelven
Cuando entre la sombra oscura,
Cuando me lo contaron sentí el frío
Cuando sobre el pecho inclinas
Cuando volvemos las fugaces horas
¡Cuántas veces, al pie de las musgosas
¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
De lo poco de vida que me resta
Dejé la luz a un lado, y en el borde
Dices que tienes corazón, y sólo
Entre el discorde estruendo de la orgía
Es cuestión de palabras y, no obstante
Este armazón de huesos y pellejos
Hoy como ayer, mañana como hoy,
Hoy la tierra y los cielos me sonríen
La gota de rocío que en el cáliz
Llegó la noche y no encontré un asilo
Lo que el salvaje que con torpe mano
Los invisibles átomos del aire
Los suspiros son aire y van al aire
Me ha herido recatándose en las sombras
No digáis que, agotado su tesoro
No dormía: vagaba en ese limbo
¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día
Nuestra pasión fue un trágico sainete
Olas gigantes que os rompéis bramando
Pasaba arrolladora en su hermosura
Primero es un albor trémulo y vago
—¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
¿Quieres que de ese néctar delicioso
Sabe, si alguna vez tus labios rojos
¿Será verdad que, cuando toca el sueño
Si al mecer las azules campanillas
Si de nuestros agravios en un libro
Te vi un punto y, flotando ante mis ojos
Tú eras el huracán, y yo la alta
Tu pupila es azul y, cuando ríes
Una mujer me ha envenenado el alma
Volverán las oscuras golondrinas
Voy contra mi interés al confesarlo
Yo me he asomado a las profundas simas
Yo sé un himno gigante y extraño
—Yo soy ardiente, yo soy morena