Ahora que quizás, en un año de calma
Barro, rencor inagotable. Toda otra fuente termina por ceder
Canta este gallo, el mismo, y yo: ¿soy otro?
De todas las desesperaciones, la de la muerte tiene que ser la peor
Dirán que se ha dormido para siempre, dirán
El hijo único sería el mayor de sus hermanos
En esta aldea blanca de oscuros pescadores
Eres la primera que te me paseas por aquí
Esta será ya lo veo tu última imagen
Este gallo que viene de tan lejos en su canto
Familia, me declaro culpable, tú
Finito todo y también estos brazos
Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos
La ciudad del Yo debiera paralizarse
La claridad del día ya no es más
La desaparición de este lucero
La infancia: el tema de unos juegos florales
La llamamos la Calva, creemos asistir
La mixtura del aire en la pieza oscura
La musiquilla de las pobres esferas
La soledad sin pausa de la que otros beben a la hora del cocktail
Me miro en el espejo y no veo mi rostro
Nada tiene que ver el dolor con el dolor
Ni aun la muerte pudo igualar a estos hombres
No hubo dolor en el momento justo
No me resolví nunca a abandonar la casa en el momento oportuno
No me voy de esta ciudad con la resignación de los visitantes en tránsito
No se renueva el personal de esta calle
No toco la trompeta ni subo a la tribuna
Nuestro entusiasmo alentaba a estos dias que corren
Puede que sea cosa de ir tocando
Rueda de la fortuna que a mis expensas giras
Soy sensible a este abismo, me enternece
Soy un poco poeta del chambergo flotante
También el cuerpo se descompagina
Todo lo podría condenar igualmente, no se me pregunte en nombre de qué
Un tal Quevedo usaba del soneto
Únicamente los muertos no piensan que trabajan