Al poema confío la pena de perderte
Cuántos veremos más, soles ardientes
Desde su gestación en la grávida tierra
Detrás del muro blanco de los días
En la cárcel de ayer, de que me evado
En las catorce redes del soneto
Esta vez, caro amigo, mi saludo
Este perfume intenso de tu carne
Glosa incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor
Gota a gota acendró —hiel y ambrosía—
Gracias, Señor, porque me diste un año
Hoy no lució la estrella de tus ojos
Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío
La renovada muerte de la noche
Llama el Invierno, tímido si puro
Los catorce peldaños del soneto
Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen
Mayo nos dio corolas asombradas
Nos volvemos a ver. Año tras año
Pienso, mi amor, en ti todas las horas
Tú, yo mismo, seco como un viento derrotado