Algunos poetas muertos nos plagian
Canta Guadalupe, hasta hacer torcer el rumbo de los ánades
Es una casa pequeña a dos niveles no muy lejos del río
Escucha, Guadalupe; escribo para ti de soslayo
Está la yema del dedo corazón de su mano derecha
Había que bajar todos los toldos de la casa
La tienda de La Habana está en el polvo
Me acerqué a la ventana contemplé un canal de aguas
Mi padre, que está vivo todavía
Te acuerdas, Sylvia, cómo trabajaban las mujeres
Voy a participar del movimiento de las constelaciones