INDICIOS, DEL INSCRITO
Está la yema del dedo corazón de su mano derecha en la
extensión del versículo que
dice Isaías (5:24) todavía está
húmeda la yema del dedo
índice (húmeda y grana) se
derramó (ése) (ése era Elías,
en lo alto) en el recto
apresuramiento de la yema
de aquel dedo que recorre
en toda su extensión un
versículo (se detuvo)
derramaron, la copa: David,
con el arpa ante la silla (Dios,
mucho mayor) el orín (traba)
las cuerdas del arpa (al menor
toque) se desmoronará: ese,
fue un rey insaciable; y estas
ya son sus generaciones
venideras como aquél que
se sentara a la cabecera de
la mesa (rapado) (miope) se
mece se inclina ah se
emociona (y se ladea) es
servicial es recto está
embriagado de que haya
cundido tanta desolación
contra Jerusalén reyes
inacabables cabalgaron
hasta la frontera del limo,
se desmoronaron: (él) señaló
con aquel dedo índice las
atalayas que parecen lienzo
blanco calcinado (señaló)
las fronteras en que Adonai
varó los ganados hizo
incendiar la túnica de los
jinetes (embriagados,de sí)
cabalgaron hacia la frontera
(él) los señaló en el versículo
donde dice fuego dice
calcinación (óseo)
espectáculo el ganado
varado en aquella frontera
de sí (no hay más rumbo)
el esqueleto de la vaca está
oxidado (orín) las cuerdas:
rey David (yom) la noche.
El dedo de mi abuelo Isaac o Ismael o rey ahora sin
nombre o de nombre Katz o
de nombre Lev o corazón de
Judá (señala) la palabra donde
se detuvo la recta maraña de
las palabras, rey extranjero:
el dedo, sobre la boca del
hormiguero.
5:24, el fuego: óseo.
La huella digital es lo que queda la uña tiene voz aún
para algún aleluya en la
cuerda del arpa.
Traigan, su arpa: los batientes de la ventana del rey
David el alféizar de su
ventana hasta todo lo
alto de las atalayas
son lienzo derramado,
en descomposición:
en descomposición,
el arpa.
Alabémoslo: Él entiende sus cosas; Él entiende lo vivo
en el objeto varado: el agua
o el vino de las crecidas,
pasada la frontera: Elías,
a la cabeza de la biga de
los jinetes que cabalgan.
El dulce yugo, del sueño: se cumplió.
Cumplido: pasada (yom) la quinta hora de la tarde del
mes cinco del día veinte
(es concreto: mi abuelo)
el dedo índice (suave)
posado sobre la rienda
de su cabalgadura
(suave) el versículo
que lo guiara lo guía
a la pequeña frontera
(concreta) de su
hormiguero.
Entre jinetes: señalado.
Todos, igual: el brazo izquierdo marcado por el fuego
de las filacterias (marcados)
los hombros por la voz
del lino en el manto
incendiado que recubre
los hombros por igual
de uno o éste (otro) o
aquél, por igual todos
reyes.
Sus monturas, apestan: el contrito que expió, apesta.
Mas es alheña el hedor (bodega olorosa a pasas)
la muerte sobre el abuelo
(su fornicación) una
planta aromática.
Está, en la sala: a la cabeza de la grandísima mesa
con la gran arpa de su
visión a la mano derecha
de su postura, delante
del libro.
Y al pie del arpa, un tibor: para que escupa.
Su muerte sus cabalgaduras su galope ritual de palabras
(extranjeras): compuestas;
de semillas de cardamomo
(semillas) de cártamo para
la unción nupcial de su
manto su baldaquino su
bonete ritual (ungido) por
la gota (nupcial) de vino
que guarda bajo la lengua:
muerto.
Todo (ungido) a su alrededor.
Y mucho más allá, entre circunferencias: en la frontera
ulterior, la sala.
En la sala, una planta cubana de interior: la areca se reprodujo.
El alféizar de la ventana es de piedra inmortal.
Los batientes de la ventana son de boj inmortal que
ni galernas ni ciclón
de hormigas ni
descomposición
ninguna, alteran.
Mi abuelo es de la fila genealógica de David, ante el
arpa: jovenzuelo. Entre
colgaduras. Entre jaeces.
En sus pabellones. Todo
el brazo derecho extiende
al máximo el arma ritual
del arquero (extiende)
la ballesta al máximo
de ballesteros en sus
atalayas la flecha que
disparará es bodegón
de palabras un bodegón
de líquidos que su unción,
derrama: desde allá,
toca la casa toca la
mesa grandísima de
pascuas a que nos
sentamos: ésta (la silla)
este (el respaldo) estos
los jueces envarados
que nos juzguen: éste
es el libro de Isaías
(abierto) en el versículo
correspondiente del día
en que corresponda
reunirnos como
hojarasca calcinada
del Señor, a bajar la
cabeza bajo el peso
contemplativo de las
palabras extranjeras
que al son de arpas al
son de cítaras muy
interiores elevaran
a Elías muy en lo
alto guiado por una
biga ungida de
caballos (nada) lo
ataja: soy libre; de
imaginación soy
libre. Columbro las
arpas del Rey David,
sus atalayas:
(embadurno) su
cuerpo con aceites
aromáticos de
ardamomo la yema
de mis dedos tocada
de eneldo lava la
viva cavidad bucal
de David: gran rey
gran estirpe, los
muertos.
Éste, desciende de Israel: se llama Isaac (es concreto)
está muerto (mi abuelo)
a veinte de mayo, casi
entrada la noche.
Y ahora es que recorre los versículos inalcanzables
del libro cada palabra
que toca la yema de
uno de sus dedos de
la de la mano derecha, se
abre: en la frontera
(se abre). Pasada la
raya de guerras (raya)
de la embriaguez (toca)
la yema del dedo sobre
dulcemente sobre casi
imperceptiblemente en
el libro, palabras: una
es silla una es cuero
una pergamino (todas)
caballo.
José Kozer