Amor, con el poder terrible de una rosa
Ardía el bosque silenciosamente
Cómo me prensas, sí, cómo me prensas
Con las luces antípodas del aire
El ángel de la muerte repentina
El animal muere en los límites de un país conocido
En invierno, la lluvia dulce en los parabrisas
En la vibración del aire, la capilla
Ensayos he escrito desvaídos borradores esbozos
Está bien y es una norma: fuera del paraíso
Góngora vive sólo en sus palabras
La mente en blanco, con claridad celeste
Las avispas metálicas, amarillas y negras
Las cercas derribadas humean con un seco llamear
Llevan una rosa en el pecho los enamorados y suelen besarse
Los guerreros más augustos ya son sombras
Me decías que el viento no tenía tus ojos
Me dio un beso y era suave como la bruma
Morir serenamente como nunca he vivido
No culpéis a nadie del derrumbamiento del hombre
No es el sonido del agua en los opacos cristales
ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS
Oh ser un capitán de quince años
Palpitando entre dos senos una llama carmesí
Para quién pide el viento de esta tarde clemencia
Precisa cual la escarcha, noche estricta
Quisiera tener un revólver para escuchar solamente
Si me mataran sólo como el día desloma
Si pierdo la memoria, qué pureza
Si sientes que te llama el abismo del cielo
Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos
Un jazmín invertido me contiene
UNA SOLA NOTA MUSICAL PARA HÖLDERLIN
Vanamente se encuentran estos cuerpos en la noche escarpada
Y aquel antiguo amor me vuelve, aquel
Yo, que fundé todos mis deseos