A DON PEDRO DE TOLEDO, MARQUÉS DE VILLAFRANCA, VIRREY DE NÁPOLES
A Dafne ya los brazos le crecían
A la entrada de un valle, en un desierto
Aquella voluntad honesta y pura
Boscán, las armas y el furor de Marte,
Boscán, vengado estáis, con mengua mía
CANCIÓN V: ODE AD FLOREM GNIDI
Clarísimo marqués, en quién derrama
Como la tierna madre, que el doliente
Con ansia extrema de mirar qué tiene
Con tal fuerza y vigor son concertados
Cuando me paro a contemplar mi estado
De aquella vista buena y excelente
Dentro de mi alma fue de mí engendrado
Echado está por tierra el fundamento
ÉGLOGA I: A DON PEDRO DE TOLEDO, MARQUÉS DE VILLAFRANCA, VIRREY DE NÁPOLES
El dulce lamentar de dos pastores
En fin, a vuestras manos he venido
En tanto que de rosa y de azucena
Escrito está en mi alma vuestro gesto
Estoy continuo en lágrimas bañado
Gracias al cielo doy que ya del cuello
Hermosas ninfas, que, en el río metidas
Ilustre honor del nombre de Cardona,
Julio, después que me partí llorando
La mar en medio y tierras he dejado
Mario, el ingrato amor, como testigo
Mi lengua va por do el dolor la guía
No pierda más quien ha tanto perdido
No las francesas armas odïosas
¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas
¡Oh hado ejecutivo en mis dolores
Pasando el mar Leandro el animoso
Pensando que el camino iba derecho
Por ásperos caminos he llegado
Señora mía, si yo de vos ausente
Si a vuestra voluntad yo soy de cera
Si quejas y lamentos pueden tanto
Siento el dolor menguarme poco a poco
Sospechas, que en mi triste fantasía
Un rato se levanta mi esperanza