A Josefa Vaca, reprendiéndola su marido
A la muerte de D. Rodrigo Calderón
A LOS PRESAGIOS DEL DÍA DEL JUICIO
A UNA DAMA QUE TAÑÍA Y CANTABA
A UNA GRAN SEÑORA QUE DEJÓ EL SIGLO
Al mismo Rodrigo Calderón. Redondillas (atribuido)
Amor no es voluntad, sino destino
Buscando siempre lo que nunca hallo
Cenizas que aguardáis aquella trompa
Cuando me trato más, menos me entiendo
De cera son las alas cuyo vuelo
Después, amor, que mis cansados años
Determinarse y luego arrepentirse
El que fuere dichoso será amado
Émulo al Sol saldrá del cielo hesperio
Epitafio al mismo D. Rodrigo Calderón (atribuido)
Es tan glorioso y alto el pensamiento
Éste que en la fortuna más subida
La llave del toril, por ser más diestro
Llegar, ver y entregarme ha sido junto
Loca justicia, muchos alguaciles
Nadie escuche mi voz y triste acento
Ofensas son, señora, las que veo
¡Oh cuánto dice en su favor quien calla
«Oiga, Josefa, y mire que ya pisa
Pasé los golfos de un sufrir perdido
Silencio, en tu sepulcro deposito
Tú que la dulce vida en tiernos años
Voime tras mi cuidado a rienda suelta