Las orillas se han apagado. Ningún viento rueda. Todo es
estable. Grandes movimientos de flujo y reflujo me trajeron, sobre
cumbres de cordilleras submarinas, al lugar inhollado. Vulnerable paz.
He recorrido cerniéndome como una callada tormenta convulsos
domicilios. Me ha circuido como una hoz la angustia. Ahora he
regresado. Mi razón a vuelto a su sitio y a el se ajusta como a
la almendra su máscara. Las inmensas posesiones han vuelto a su
dueño. Estaban esparcidas.
¿Quién allega entonces la copa letal de mi boca?
Yo mismo. ¡Ah!. soy el torpe guardián de los ojos rotos.
El tiempo estremece mi cabalgadura.
Una mujer imaginaria ha traído zancos nuevos para mis pies.
Mi cuerpo se ha bañado con nuevas sustancias aromáticas.
He recuperado mi nombre.
Me ciñe un campo de centeno. Soy un vaso de vino, regocijado en
manos de vida, la jocunda bebedora. Pero ¿tendré razones
suficientes para sostener el cuchillo lejos de mí?,
¿seré el intérprete elegido?, ¿habré
conquistado en rigor la tierra anunciada?, ¿no será otra
para engaño de su robador?
¡Oh!, tú mi enemigo, dentro de mí, entrégame
las llaves definitivas para abrir el más claro aire, las arcas
transparentes.
Tu cuerpo es un borde ignoto en el maleficio.
No tendré paz si tú regresas, si no regresas.
Encanto mío, soy la casa abandonada de la colina.
Déjame como los restos del tiempo.
Ahora avanzaré a región de reparo.
Quiero estar solo como un enigma.
Para mí no son las aglomeraciones sino mi casa sin guarniciones
inútiles, resplandeciente en la lengua de la boa de noche. Un
cuarto, una lámpara, un vaso de licor, un lecho y libros. La
eternidad sin azoro de incrustaciones. Ninguna agitación
innecesaria. Tú y yo. Tú, quienquiera que seas y yo.
Nadie más. No seré sometido a vaivenes ociosos.
¿Acompañarás mi pobreza? Ya asenté que me
predijeron desolaciones, antes de mi nacimiento. No puedo predecir lo
que vendrá. Enredado en los hilos como un personaje mal llevado
por su autor, esperaré el advenimiento de mi libertad, sentado
sobre un cofre de cartón, en el extremo menos iluminado de la
escena. Me despido. Adiós.
Rafael Cadenas