VI
REINO DE DIOS
Caudillo de la patria sin linderos
de la infinita Humanidad, nos llevas,
mesnada de cruzados, a la toma
de la Jerusalén celeste, encierro
de la gastada ley y señorío
del porvenir eterno; asiento el único
de libertad—de que eres el dechado—,
ciudad de Dios, hogar final del Hombre;
cristianado Universo, que a tu gracia
se ha forjado en el hombre el hombre mismo.
«¡No es—dijiste—mi reino de este mundo!»;
tu reino es de la historia la creciente,
no progresiva, eternidad; tu reino
la Humanidad sin lindes y sin hitos,
conquista del Espíritu en sazón!
Miguel de Unamuno