LXIV
DÍAS DE SIERVO ALBEDRÍO
Días de dejadez en los que no se acaba
lo que se comenzara, días de modorra
y vaciedad en los que el no hacer nada borra
el deseo de hacer y en los que nos agrava
el pecho sentir cómo la vida es esclava
triste de la acción que el dolor no nos ahorra;
días en los que no hay un Dios que nos socorra
quitándonos de sobre el corazón la traba
de la conciencia de lo vano del empeño;
días de languidez en que el mortal desvío
de la vida se siente y sed y hambre del sueño
que nunca acaba; días de siervo albedrío,
vosotros me enseñáis con vuestro oscuro ceño
que nada arrastra más al alma que el vacío.
Salamanca, 10-X-1910.
Miguel de Unamuno