LXIII
PAZ DE GUERRA
Almas de Dios que bajo el recio hostigo
del cielo atravesáis esta galerna
de la vida que pasa hacia la eterna
llevando rumbo; cuando ya al abrigo
estéis seguras en el puerto amigo,
la nave —destrozados la cuaderna
y el gobernalle, que ya no gobierna—
en jirones cual capa de mendigo,
y con el pecho de onda amarga lleno
en él se mezclará a vuestra alegría
cierto pesar; añoraréis el trueno
de tempestad, pues que de paz el día
si es dulce es porque hacemos en su seno
con la pasada guerra poesía.
Salamanca, 7-X-1910.
Miguel de Unamuno