L
EL LIRIO NEGRO
El negro lirio del jardín monástico,
aquel que conocía tu congoja,
rinde su copa, pues ya no la moja
ni de tu frente el sudor escolástico
ni el llanto de tus ojos eclesiástico,
desde que vistes esa capa roja
bajo la cual picado se te afloja
aquel cordón que hiciste tan elástico.
Al negro lirio del jardín la brisa
bajo rezos de coro y el murmullo
del refectorio trae ecos de risa
del Tentador. Y a su fatal arrullo
el lirio negro, cual si oyera misa
recoge compungido su capullo.
Salamanca, 30-IX-1910.
Miguel de Unamuno