EL LUCERO FAMILIAR
De mi ventana por sutil rendija
se ve todas las noches un lucero
que, amigo velador, fiel compañero,
siempre en mi hogar su refulgencia fija.
Bajo la sanda paz que me cobija
duermen con abandono placentero,
mi pequeño infanzón, como un cordero,
cual cervatilla cándida mi hija.
El tierno cuadro familiar me arroba:
la mirada de Dios entra en la alcoba
desde el lucero que despunta a verme;
velando en la quietud mi alma extasiada,
el amor compartiendo mi almohada,
y en casta cuna el porvenir que duerme.
Miguel Rasch Isla