EL ENCERRADO
Yo no estoy arañando el horizonte,
y yo, desde mi calabozo,
desde mi entierro vivo,
lo agarro, lo aprieto,
lo hiero profundo,
yo lo hincho
como vientre de hembra.
Pude comenzar a verlo
y a hacerlo mío,
desde que vi
mis cosas hacia dentro,
y también desde que al hombre vi
volteando su sonrisa
de brillo usurero hacia los niños.
Por eso,
desde mi calabozo,
yo hincho el horizonte
como vientre de hembra.
Es que todas,
todas las cosas
crecen si las miro.
Manuel del Cabral