ESPEJO
Ensuciaban el aire profundo del espejo
las cosas familiares de mi cuerpo;
pensamientos mohosos de mi cuchillo inédito;
mi poco de esqueleto cuando río,
arrugas de mi ropa que suben a mi cara;
buzos en una gota de mis párpados.
Luego,
me fui quitando cáscaras,
y el espejo a ponerse ya más limpio.
Al fin quedé desnudo,
y fui al cristal para mirarme puro,
pero no pude verme...
Entonces, di la vuelta,
quise ver las espaldas del espejo,
y me encontré conmigo.
Quise vestirme pero fue imposible,
no podía vestir la transparencia.
Manuel del Cabral