PARA MIS AMIGOS
Entre espinas y lágrimas, la rosa
sonríe en el jardín, cuando ceñida
por los rayos del sol, y estremecida
por el céfiro, se abre ruborosa.
También el alma, como flor llorosa,
sonríe entre las zarzas de la vida,
cuando un bálsamo vierte en nuestra herida
sangrienta, alguna mano cariñosa.
¡Benditos los vibrantes corazones
de caridad y de ternura llenos!
¡Benditas las aladas oraciones!
¡Y benditas las voces inefables,
que, si no curan el dolor, al menos
perfuman los dolores incurables!
Julio Flórez
También titulado UN ENCARGO PARA MIS AMIGOS